Hoy en día, más del 60% de los residuos de compuestos termoestables acaban en vertederos o incinerados, lo que convierte a este tipo de materiales en uno de los mayores retos para la industria del tratamiento de residuos. Sólo en la industria aeronáutica, cerca de 700 aeronaves cuyas estructuras se componen de materiales compuestos llegan cada año al final de su vida útil.