Una de las principales funciones de los envases alimentarios es la de aislar el alimento del ambiente exterior protegiendo o evitando contaminaciones externas. Dependiendo de las características del envase, pueden ayudar a proteger los alimentos de distintos factores ambientales que pueden deteriorar rápidamente el producto, como la presencia de luz, humedad, oxígeno, suciedad, insectos, etc…
Hasta el momento, muchas de las innovaciones tecnológicas en este tipo de envases han ido dirigidas a aumentar el rendimiento de estos envases frente a ciertos factores externos, mejorando sus propiedades barrera o sus características mecánicas, entre otras. Sin embargo, las herramientas tecnológicas con las que trabajar son escasas, y la necesidad de nuevos envases avanzados que ayuden a prolongar la vida útil y aumentar la calidad de los productos ha ido en aumento.
Envases activos
Los envases activos son en parte la respuesta a esta demanda, ya que en estos casos el envase participa activamente en la conservación del producto, generalmente absorbiendo compuestos que deterioran el producto o emitiendo compuestos que ayudan a su conservación.
Los compuestos activos (tanto generadores como absorbedores) pueden ser incorporados en los envases en pequeñas bolsas o incluso etiquetas, pero también pueden ser incorporados a la propia matriz plástica. Absorbedores de O2 o de etileno, emisores de CO2, liberadores de compuestos antimicrobianos o controladores de la humedad son alguno de los dispositivos integrados en este tipo de envases.
Pero dentro de los envases activos hay más posibilidades, como los envases auto-calentables o auto-enfriables. Aunque esto se trata de un concepto ya antiguo, pues sin ir más lejos el botijo es un recipiente activo que mantiene fresca el agua mediante una evaporación controlada del producto. También, ciertos envases microondables, como los que disponen de válvulas para la regulación de la cocción por presión o los que actúan como potenciantes de microondas, pueden considerarse activos.
Envases inteligentes
Mientras que los envases activos incorporan medios para controlar o mantener las condiciones adecuadas de conservación de los productos, el envasado inteligente facilita la monitorización de la calidad de los productos, directa o indirectamente. En este sentido, los envases inteligentes son una línea de desarrollo muy interesante ya que pueden ofrecer información útil tanto al consumidor como a los integrantes de la cadena de distribución.
Generalmente, los envases inteligentes integran dispositivos que son sensibles a los cambios de temperatura, composición gaseosa o incluso a las modificaciones biológicas y además son capaces de trasladar los mismos al consumidor. Los más extendidos son los de temperatura, y suelen presentarse como etiquetas adheridas en los envases que cambian de color en función de la temperatura de conservación.
Pueden actuar como indicadores, cambiando el color irreversiblemente cuando se pasa un determinado umbral de temperatura, o como integradores, modificando proresivamente el color a medida que el producto se expone a temperaturas inadecuadas de conservación. La elevada correlación existente entre la temperatura de conservación y la calidad o vida útil del producto hace que en ocasiones se clasifiquen o utilicen como bioindicadores o medidores de frescura.
La tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia) representa una innovación prometedora, ya que estos dispositivos incorporados al envase lo habilitan como inteligente, ya que puede funcionar como una base de datos, portando información importante como el historial del producto, localización o destino, información nutricional, modo de empleo o posibilidades de utilización. Desde luego, esta tecnología posibilita aplicaciones que son imposibles con código de barras, y además se pueden adaptar sensores y data loggers (ej. Temperatura).
Dentro de los envases inteligentes hay también otras líneas de desarrollo, como la de los materiales inteligentes, capaces de modificar sus propiedades en función de la temperatura, o los envases.
El siguiente esquema explica de forma gráfica alguna de las aplicaciones tanto para envases activos como para envases inteligentes: